Investigación realizada por científicos chilenos logró un importante avance en el combate contra el cáncer gástrico
FUENTE: Qué Pasa de La Tercera
El estudio analizó el comportamiento de las células tumorales y cuáles serían los factores que provocan su rápida proliferación y diseminación a través del organismo. Con esto se abre la posibilidad de buscar nuevas terapias para contrarrestar esta enfermedad.
“Mi sueño es que ésta pueda ser una terapia más para combatir el cáncer”. Con estas palabras, el doctor en Ciencias Biológicas e investigador del Núcleo Milenio MiNuSPain, Claudio Coddou, se refirió a su última publicación relacionada a un fenómeno extracelular que podría dar luces en el combate contra la proliferación y progresión del cáncer gástrico. Enfermedad para la cual se reportan más de 5 mil casos anuales en Chile, siendo la principal causa de muerte relacionada a tumores malignos en nuestro país.
En la investigación, recientemente publicada en la revista Pharmaceutics, y en la que participó el grupo de investigación de la Universidad Católica del Norte en Coquimbo junto al equipo del doctor Francisco Vázquez-Cuevas del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México, se analizó el comportamiento de distintos receptores purinérgicos, y una de las posibles consecuencias de la secreción de adenosín trifosfato (ATP) y otros nucleótidos relacionados al medio extracelular. ¿En qué consiste esto y cuál es su relación con el cáncer? Antes, es necesario explicar qué significa la señalización purinérgica en el comportamiento celular.
En 1972, el neurobiólogo británico Geoffrey Burnstock planteó que el ATP, además de sus efectos como fuente energética en diversos procesos intracelulares, podía actuar como molécula de señalización en el medio externo. Es decir, el ATP puede salir de la célula y realizar funciones distintas a las tareas metabólicas en la bioenergética. Esta capacidad del ATP y otros nucleótidos de actuar a nivel extracelular es a lo que se llamó “señalización purinérgica”.
“Una de sus primeras teorías fue precisamente en el sistema digestivo, donde notó que había un efecto que no era mediado ni por noradrenalina ni por acetilcolina, que son los transmisores clásicos de estos sistemas”, detalla Coddou al respecto.
Volviendo al estudio publicado por el investigador de MiNuSPain, se logró concluir que existe una relación entre la liberación de ATP al medio extracelular, y el potencial para proliferar células tumorales en el tejido digestivo. “Vimos que aumenta la expresión de un receptor (P2Y2), evento que ocurre en varios tipos de cáncer, y que su activación promueve el crecimiento del tumor. También notamos que disminuye otro receptor (P2X4), correspondiente a un canal iónico que parece tener un efecto protector en este tipo de cáncer”, explicó el biólogo.
En las células tumorales, se libera más ATP que en células sanas y éstas estimulan a las vecinas a crecer sin control. Esto calza con lo que pasa en el cáncer, donde las células tumorales comienzan a crecer, a dividirse y a perder su diferenciación, lo que permite que las células pueden proliferar y migrar a través del organismo.
Claudio Coddou detalla que “al aumentar la expresión del receptor P2Y2, y reducir la de P2X4, se pierde el equilibrio que existe en una célula normal. En las células tumorales se pierde este balance y se estimula la transición epitelio-mesénquima”. Esto quiere decir que cuando las células epiteliales se vuelven tumorales comienzan a perder su forma, ubicación y función normal en los tejidos. Este proceso se denomina desdiferenciación, y es una característica clave en el cáncer para dividirse y diseminarse con mayor facilidad, lo que provoca metástasis en el cuerpo.
Un camino para el combate contra el cáncer
“Esta información nos podría permitir usar estos receptores como posibles biomarcadores, o como blanco terapéutico al utilizar fármacos para inhibir o activar dichos receptores. Estas podrían ser futuras terapias contra el cáncer, si es que el paciente tiene las características celulares del estudio que hemos hecho”, agregó Coddou. Este estudio es, además, una aproximación para constituir un nuevo blanco para combatir el cáncer gástrico.
Para desarrollar esta investigación a futuro, Coddou especificó que se deben seguir realizando pruebas sobre la expresión y características de estos receptores en el sistema digestivo. Añade además que el cáncer se puede manifestar de múltiples formas, por lo que se debe analizar si estos perfiles de expresión se manifiestan de la misma forma en todas las personas.
Este enfoque terapéutico, basado en la expresión de biomarcadores, es algo comúnmente observado en la terapia molecular dirigida del cáncer, o terapia target. Allí, por ejemplo, se indica un tratamiento con anticuerpos monoclonales contra el receptor HER2 en pacientes que presenten una sobreexpresión importante de dicho receptor. Esta estrategia permite una terapia adecuada a las necesidades específicas de cada paciente.
El dolor asociado al cáncer también es un camino que se podría abrir con esta investigación, ya que el aumento del metabolismo celular, y por consecuencia el crecimiento del tumor, “produce una mayor liberación de ATP al medio extracelular, el que puede estimular los receptores purinérgicos que también están presentes en las neuronas aferentes primarias, lo que estimula a las neuronas sensoriales relacionadas al dolor asociado al cáncer”, proyectó Coddou.
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